miércoles, 25 de julio de 2012

Juegos tradicionales

Los niños de hoy tienen juegos con los nosotros ni habíamos soñado. Sin embargo, muchas veces jugar a juegos tradicionales son más divertidos. Una tarde en el parque es una fenomenal forma de disfrutar juntos y desengancharlos de las maquinitas. Y para ti es una forma de volver a tu infancia de la mano de tus hijos.

Para jugar a la rayuela sólo es necesario un trozo de tiza y una piedrecita, pero ¡qué tardes más entretenidas sin parar de jugar! Enséñale a tu hijo cómo jugar y pasar una divertida tarde probando vuestro sentido del equilibrio. Había que dibujar la forma del sambori, coger una piedrecita y tirarla sobre el tablero, el lugar donde caiga la piedra es el lugar hasta el que has de llegar para rcoger la piedra. En cada casilla sólo se puede apoyar un pie, así que todo el rato hay que ir a la pata coja excepto en las casillas 4 y 6 y 8 y 10 en las que se puede descansar. Cada vez hay que tirar la piedra un poquito más lejos.

¿Y las canicas? ¿Qué había más valioso que una nueva canica especial? Con más colores, más grande o más pequeña… las colecciones de canicas eran auténticos tesoros y las competiciones en las que los niños podían participar en el parque no lo eran menos. Así que, si quieres sorprender a tu hijo, cómprale una buena bolsa de canicas y enséñale a jugar: podéis dibujar en la tierra un camino y poner obstáculos que no pueden ser tocados. Empujando las canicas hay que completar todo el recorrido sin salirse, el que se salga ¡pierde!

Para saltar a la comba, sólo se necesita una cuerda y un buen repertorio de canciones. Y para saltar a la goma, es suficiente con una goma En cada parte se ponen dos niños sujetando la goma alrededor de los tobillos formando un triángulo. Los otros niños han de saltar la goma sin tocarla. Cada turno ha de subir la goma un poco: primero en los tobillos, luego en las rodillas, después en la cintura, después bajo de las axilas, el cuello…. y ¡vuelta a empezar!

La peonza también les puede gustar. Aprender a manejarla no es nada fácil, pero sí muy entretenido. Así que cómprales una peonza y aprended juntos a hacerla bailar.



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